Ha pasado medio año desde que se dieran a conocer los Consejos y Orientaciones que nos ofreciera Oddua, al comienzo de año, estos nos señalaron como debíamos encaminarnos al logro de una paz que conllevara: unión, convivencia, amor y fraternidad en todo el pueblo venezolano, inspirándonos en LA FE, LA ESPERANZA Y LA CARIDAD.

Desgraciadamente, estas orientaciones y consejos han sido totalmente desoidas y hoy en día nos encontramos con divisiones y confrontaciones en los senos religiosos, obreros y en todas las capas y estructuras sociales existentes, empañados de indeseables influencias políticas. También vemos como muchos empresarios han antepuesto sus intereses monetarios a los valores de la nación, así como de políticos con exacerbadas ansias de poder unos y en otros el afan de alcanzar poderes totales y absolutos, de obreros efectuando reclamos indebidos, de despojos arbitrarios, de sentencias parcializadas, de incrementos de asaltos, robos y muertes. Es decir que la intolerancia, la falta de amor al prójimo y la barbarie, se ha ido adueñando de la sociedad venezolana; esta situación nos obliga, si aun tenemos tiempo, de ponernos nosotros mismo el necesario freno para no desembocar en una fatal caida por un barranco existencial que lo arrastre todo, y que lacere en lo mas profundo el alma de la nación venezolana.

No diremos que todos somos culpables, pero si lo es la mayoría de los componentes de nuestros diferentes estratos sociales, bien por acción o por omisión.

El RETO PARA UNA VENEZUELA NUEVA entraña un creciente amor al prójimo y a nosotros mismos estableciendo una unión, una mayor convivencia y fraternidad dentro y entre todos los sectores y elementos de nuestro estamento social en la búsqueda de la tan necesaria PAZ SOCIAL.

Que Olofin, Olodumare, Odua y Orunmila se apiaden de Venezuela, si estos imprescindibles cambios en nuestras actitudes no son realizados.